Lucas

Lucas Martín. Abogado de Auris Advocats.

Vayamos al grano: ¿Puedo proteger legalmente un método? Si estás leyendo esto, es probable que acabes de desarrollar una idea que quieras proteger, ya sea una rutina de ejercicios, las reglas de un juego, o incluso una estrategia de inversión y quieras tener una respuesta a esa pregunta, así que veamos:
La respuesta corta e incompleta es que no. Un simple método sin efecto técnico no se puede patentar. Una idea en sí misma tampoco se puede proteger por el derecho de autor. Y esto es razonable y sano, ya que si se pudiese monopolizar una idea se restringirían desproporcionadamente la creatividad y el progreso técnico, que casi siempre se abonan y riegan con ideas de terceros (¿O es que no te has inspirado en nada para crear tu método? 😊).

Veamos esto en más detalle, para acabar explicando alternativas de protección:

En primer lugar, el artículo 4 de la Ley de Patentes establece que “No se considerarán invenciones (…) los planes, reglas y métodos para el ejercicio de actividades intelectuales, para juegos o para actividades económico-comerciales (…)”. Por lo tanto, salvo que lo que tengas en mente sea un método industrial, como por ejemplo un proceso de fabricación o un procedimiento particular de conservación de alimentos, no vas a poder registrarlo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que el derecho de autor protege únicamente la expresión original y concreta de una idea, nunca la idea en sí misma. Esto significa que, aunque puedas proteger un libro que describa tu método de forma detallada y original, lo que estás protegiendo es el texto del libro, no el método en sí. Por tanto, no vas a poder impedir que te copien la parte que realmente te interesa proteger: el contenido.

¿Qué opciones existen entonces para proteger un método no industrial?

Aunque no se puede patentar un método sin efecto técnico ni protegerlo directamente por el derecho de autor, existen alternativas para lograr una protección indirecta:

1. Patentar una invención accesoria al método

Si has desarrollado una máquina o un aparato con el que aplicar tu método y se cumplen el resto de los requisitos, sí podría resultar ser patentable. De esta manera, aunque no protejas el método como tal, pasarías a tener derechos de exclusiva sobre lo que hayas patentado. Por ejemplo, si inventas una máquina de ejercicio revolucionaria que es clave para la práctica de un nuevo tipo de entrenamiento, podrías patentar esa máquina.

2. Proteger el método a través de una marca registrada

Registrar una marca puede ser una manera efectiva de proteger un método de manera indirecta. Sin embargo, este camino tampoco es sencillo, ya que las marcas no están diseñadas para proteger métodos, sino para identificar productos o servicios en el mercado.

Para entender mejor cómo funciona esta opción, usemos el ejemplo de CrossFit. Para los que no tengáis un amigo que habla del tema como si cobrase comisiones, CrossFit es una disciplina deportiva que combina movimientos de alta intensidad con ejercicios funcionales.

Aquí viene lo interesante: la metodología de CrossFit como tal no está protegida. Es decir, nada impide que yo deje la abogacía, abra un gimnasio y ofrezca clases siguiendo esa misma disciplina. Sin embargo, lo que no puedo hacer es llamar a mi gimnasio “CrossFit”, porque “CrossFit” es una marca registrada.

De este modo, CrossFit ha conseguido proteger indirectamente los frutos de su método y de sus inversiones en marketing: aunque cualquiera pueda copiárselo, no pueden aprovecharse de su marca, que es lo que, en última instancia, atrae al público.

Eso sí, ten en cuenta que no cualquier palabra puede ser una marca válida. En particular, si estás pensando en registrar el nombre de tu método, ten en cuenta que si este nombre exclusivamente describe el método o sus características, lo más probable es que no tenga un mínimo grado de distintividad imprescindible para que sea válidamente registrada. Por ejemplo, no podrías registrar un nombre como “Entrenamiento de Alta Intensidad”, ya que es totalmente descriptivo. Aquí es donde un buen asesoramiento legal puede marcar la diferencia. Contactar con un abogado especializado en propiedad industrial te servirá para elegir una marca que encuentre el equilibrio entre ser un nombre atractivo y que, a la vez, puedas proteger (¡Revisando también que no coincida con otras marcas anteriormente registradas!).

En resumen

Aunque no puedes proteger un método no industrial a través de una patente o por el derecho de autor, existen maneras indirectas de hacerlo. Por ello, encontrar la mejor forma de proteger tu idea requerirá ingenio y una buena dosis de asesoría legal.

Si necesitas más información o un asesoramiento personalizado, no dudes en contactarnos en lucas@auris.legal o llamarnos al 937426040. ¡Hablamos!

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